DELAMOTTE BLANC DE BLANCS
Fue en el año de 1760 que Francois Delamotte, un propietario de viñedos en Reims, fundó la casa Delamotte en la mítica tierra de Le Mesnil-sur-Oger, en el corazón de la célebre región de Côte des Blancs. Desde entonces está empresa mantiene vivo el legado del un dador, una mezcla de sencillez y valentía a la hora de generar tan reconocida bebida. Los vinos que aquí nacen deben su textura tan única a las propiedades de los terruños en la región Côte des Blancs, potentes y airosos monovarietales de chardonnay con riqueza y equilibrio.
Gracias a su pasión, dedicación y constancia la casa Delamotte se ha ganado gota a gota su lugar dentro de los nombres más célebres de la región de Champagne. Desde curiosos, hedonistas y hasta el más estricto sibarita puede deleitar su paladar con los vinos Delamotte.
Más de 250 años de producción ininterrumpida y el continuo beneplácito de sus consumidores avalan las guirnaldas de excelencia que se postran sobre la casa productora. Gracias a su rigor, experiencia y trabajo constante Delamotte se ha erguido como un importante embajador del buen gusto de la región de Champagne.
CON SUS VIÑEDOS EN LA MÍTICA
CÔTE DES BLANCS, DELAMOTTE CULTIVA UVAS BLANCAS CHARDONNAY CON SIGLOS DE TRADICIÓN
Dentro del idioma del champagne, Blanc de Blancs es un hábil orador, un vino que se escribe entre notas alegres y cítricas con una base profunda y calcárea, arrojando tonalidades terrosas a su exquisito sabor. La pasión de la casa Delamotte en la elaboración de la bebida esa patente en cada trago, e invita a participar en un estilo de vida bucólico pero no por ello menos sofisticado. La casa Delamotte es experta en plasmar la emoción y ligereza de la región en cada botella, recordando y evocando grandes momentos que se pasan juntos entre alegría y delicia. Instantes efervescentes nos muestran un abanico casi infinito de sabores que se despliegan ante el catador.
Una champaña excepcional que reune los más selectos viñedos de Champagne para revelar la extraordinaria y suculenta pureza de este Chardonnay. Una de las uvas más emblemáticas de Delamotte, el 2008 permanece con marca indeleble en los anales como un año maravilloso para Chardonnay. La legendaria Cote de Blancs es origen y testigo de esta alquimia que demuestra y pone en boca una mezcla de peculiar y notable complejidad.
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